Cómo serán las oficinas tras la COVID-19
A pesar de que la alerta sanitaria por COVID-19 parece remitir, seguimos sumidos en una gran incertidumbre en cuanto al futuro de la pandemia, las medidas durante la desescalada y la nueva normalidad.
Son muchas las dudas, pero la vuelta al trabajo habitual en la oficina es una de las más recurrentes. ¿Cómo será el primer día en la oficina tras la COVID-19? ¿Será como si el tiempo no hubiese pasado o nos sentiremos en un lugar extraño? ¿Podremos realmente volver a retomar la actividad como siempre?
La vuelta al trabajo presencial en las oficinas tras el coronavirus va a ser un momento clave que marcará un hito para la (nueva) normalidad. Pero la situación actual es excepcional y como tal, se hace muy difícil hacer cualquier pronóstico de cómo será ese momento.
Aún así, esta crisis también nos ha dejado algunas certezas para el mundo de la empresa en general: el teletrabajo, las videollamadas, el uso de chatbots, los beneficios del eCommerce, la agilidad de la fabricación aditiva, las herramientas de trabajo remoto, el empleo de robots colaborativos o el auge del servicio a domicilio son algunos ejemplos. Por ello y del mismo modo, en el caso de las oficinas también podemos empezar a dibujar un escenario factible sobre una serie de claves.
Las oficinas “post” COVID-19
Hace tan solo unos meses podríamos haber estado hablando del futuro de las oficinas diciendo que serían espacios abiertos a la colaboración, flexibles, más luminosos, con lugares para el descanso, zonas verdes… Y si en ese momento no hubiésemos estamos mal encaminados, tampoco lo estaríamos del todo ahora. Las oficinas de mañana deben ser lugares para crear y conectar en el trabajo; pero sobre todo deben favorecer la salud, seguridad y bienestar de las personas.
Protocolos de seguridad
Existen dudas acerca de la intensidad o de la aparición de nuevos brotes, pero se da por sentado que debemos aprender a vivir con la presencia de COVID-19 de alguna forma. En las empresas existen protocolos de diferente índole y será necesario que se cree uno más para evitar la incidencia excesiva del coronavirus.
Deberemos a habituarnos a oficinas con unas nuevas medidas de comunicación, planificación y seguridad para cada espacio de trabajo o descanso. Y muy especialmente para aquellos lugares en los que haya algún tipo de contacto directo con clientes.
Siendo probable que las autoridades marquen unos mínimos, las oficinas deberán tomar sus propias decisiones y medidas para garantizar la seguridad en el espacio de trabajo y la salud de los empleados. Si no se transmite esa seguridad a clientes, proveedores y colaboradores; el negocio no podrá continuar.
Foco en la salud de las personas
Cuidar de la salud de los trabajadores siempre fue una clave de bienestar, productividad y retención de talento. Pero a partir de ahora, será una condición sine qua non. Esto se puede traducir en diversas medidas como el fomento de la vida saludable o los programas para practicar deporte; pero sobre todo podríamos ver un incremento de medidas de control sanitario.
La tecnología, además, facilita la toma de medidas de una forma eficaz y sin molestias por lo que se hará más fácil la monitorización de la salud, la prevención de riesgos, los controles de acceso, etc.
Higiene y limpieza
Aunque sabemos de la importancia de estas labores desde hace muchísimo tiempo, la crisis sanitaria por COVID-19 ha puesto de manifiesto la relevancia, de una forma más palpable, de los trabajos de limpieza. Las oficinas deben empezar a prepararse para la reincorporación al trabajo con planes de contingencia que tengan muy en cuenta la limpieza de las instalaciones, la desinfección de superficies para evitar contagios, los protocolos de higiene personal, la limpieza del aire y el uso correcto del material de seguridad (mascarillas, guantes y pantallas principalmente).
Además, adquirirá también una renovada importancia la ventilación de las estancias; ya que la pureza del aire parece clave para combatir la propagación del virus. Por ello, es importante tener en cuenta la necesidad de airear las salas unas horas antes del inicio de la actividad y unas horas después de la misma, procurando que haya una ventilación cruzada. En este sentido, es posible que se popularice la medición de la pureza del aire, el empleo de ozonizadores y los aparatos de climatización que expulsan todo el aire recogido en la oficina al exterior.
Flexibilidad de horarios y lugares de trabajo
El teletrabajo ha salvado del cierre a muchas oficinas y es probable que no se quede en una solución puntual para muchas personas. Esta crisis también ha servido para poner en valor el trabajo en remoto, que por un lado se puede combinar con las labores presenciales; y por otro, es una solución para casos que pueden ser más o menos habituales (inundaciones, asuntos familiares, nevadas, etc.).
Las oficinas más modernas ya conciben el espacio como modular, el trabajo como colaborativo y el presentismo como un hábito a desterrar. Y el teletrabajo encaja con esa concepción, por lo que muchos profesionales que no se lo hubiesen planteado nunca, ahora lo ven como una opción.
En cualquier caso, la incorporación a las empresas después de la COVID-19 se hará de forma escalonada, con una parte del personal teletrabajando y evitando aglomeraciones de entrada / salida. Así que será importante la comunicación con los empleados para que sepan cómo, cuándo y dónde van a trabajar mañana (y pasado).
Oficinas más conectadas
Además de consolidar tendencias como el teletrabajo o el comercio electrónico en empresas que antes no lo aplicaban, la COVID-19 va a dar el impulso definitivo a la digitalización. Llevamos muchos años hablando de transformación digital pero el coronavirus ha puesto de manifiesto que, en muchos casos, las oficinas no habían revisado sus procesos.
Los negocios, de una u otra forma, ya están conectados. Tienen páginas web y se comunican en redes sociales, pero la tendencia irá a más. Será habitual utilizar herramientas para reservar salas de reuniones o para pedir un café en el descanso. Y esto hará que aparezcan tres problemas a los que habrá que hacer frente: la mejora de la ciberseguridad, la saturación de las redes de comunicación y el cuidado de no utilizar tecnología “por utilizar”.
Menos tacto y más sensores
La distancia física seguirá siendo un requisito en los primeros momentos de la vuelta a la oficina. Y aunque no sabemos cuánto durará exactamente, es muy probable que sea lo suficiente como para plantearse cambios de calado en los espacios de trabajo. Se popularizarán aún más los sensores para abrir puertas, encender luces, accionar los grifos de los lavabos o utilizar los dispensadores de gel hidroalcohólico.
En algunos casos y siguiendo con la digitalización, el contactless dará paso a nuevas aplicaciones conectadas para regular la iluminación, la temperatura y otras opciones en el espacio de trabajo desde los dispositivos propios de cada empleado.
Sea como sea, tras semanas de trabajo para contener el virus, adaptación a los cambios y actualización constante, en Rivera estamos en posición de ayudar a las oficinas a retomar la actividad de forma paulatina con total seguridad. Por eso, si necesitas un servicio de acompañamiento para la reincorporación tras la COVID-19, ponte en contacto con nosotros y elaboramos un plan personalizado ajustado a las necesidades de tu empresa.