El aire también se limpia

El aire también se limpia
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Si preguntamos sobre la limpieza de una habitación, lo normal es que la gente se fije en el suelo, las ventanas y los muebles para comprobar que no hay manchas y que están libres de polvo; a pesar de que eso sólo es una pista y no una certeza. Hay incluso quien se guía por el olor, que puede desorientarnos fácilmente si se ha aplicado algún perfume.

En lo que muchas veces no se repara es en la limpieza del aire. En mayor o menor medida tenemos presente la importancia de un ambiente limpio, pero, sobre todo en la calle: que no haya humo, contaminación, etc…

Pero, ¿qué pasa en casa o en la oficina? Si es difícil conocer a simple vista la limpieza real de un objeto, mucho más lo es en el aire. Es posible que sea muy evidente si el ambiente está viciado, hay muchas partículas de polvo flotando o existe mal olor; pero podemos estar respirando un aire insalubre sin ser conscientes.

A continuación, explicamos todo lo que debes saber sobre la limpieza del aire en 5 preguntas básicas; para que puedas llenar los pulmones con total confianza.

 

¿Por qué es importante un aire limpio?

Una mala calidad del aire es nociva para la salud, ya que aumenta el riesgo de padecer enfermedades pulmonares. También incrementa los problemas de personas alérgicas a ciertos químicos, al polvo o con asma.

La importancia de controlar la limpieza del aire en casa o en la oficina, reside en que los químicos tóxicos se concentran hasta 100 veces más en un espacio cerrado, lo que incrementa la sensibilidad a los mismos en las personas. Y, además, por lo general, pasamos más tiempo en lugares cerrados que al aire libre.

Una mala calidad del aire podría tener también relación con ciertos tipos de dolores de cabeza, fatiga e incluso, depresión. Pero la exposición continuada ayuda al desarrollo de patologías más severas como enfermedades crónicas, trastornos respiratorios, problemas reproductivos o algunos tipos de cáncer.

 

¿Cómo saber si el aire está limpio?

Los contaminantes en un espacio cerrado pueden ser de dos tipos: biológicos o químicos. Si es habitual tener polvo, mascotas o moho en casa; es seguro que el aire estará contaminado con elementos biológicos.

Del mismo modo, el aire estará contaminado por químicos si utilizamos ciertos productos (perfumes, productos de limpieza químicos, etc.) o si convivimos con materiales nocivos en el edificio o la decoración: pinturas, pegamentos, muebles con formaldehído, plásticos…

Se debe tener en cuenta, no obstante, la incidencia de las personas. Un lugar de mucho tránsito es más propenso a ser contaminado y si, como es habitual, acudimos a trabajar con algún virus o resfriado, lo normal es que éste se propague rápidamente por el espacio.

 

¿Cómo limpiar el aire en un espacio cerrado?

Lo primero es tener los elementos que lo componen limpios. La limpieza e higienización asidua reduce suciedad y bacterias en el ambiente.

Teniendo controlado ese primer punto básico, la mejor forma de limpiar el aire en un espacio cerrado es la desinfección aeróbica constante y efectiva. Para ello, la técnica más eficaz es el empleo de ozono, que se puede producir de forma artificial mediante un generador de ozono.

Éste ozonizador permite higienizar y eliminar olores sin efectos secundarios, sin contaminación y sin generar residuos con una efectividad aniquiladora de agentes patógenos superior al 99%. El resultado es un espacio aséptico sin malos olores; un espacio de plena confianza para vivir o trabajar.

 

¿Cómo mantener el aire limpio durante más tiempo?

Además de ventilar el recinto cada día (independientemente de que haga frío, llueva o luzca el sol); una buena forma, por natural, es la decoración con plantas. Existen incluso algunos tipos de planta que son más efectivas para eliminar toxinas del aire.

Para una limpieza exhaustiva, conviene tener en cuenta los elementos más nocivos y controlar su uso o exposición, como pueden ser:

  • Pintura, alfombras, muebles y colchones nuevos.
  • Mobiliario de cartón prensado o madera tratada.
  • Químicos, especialmente limpiadores de horno, limpiacristales, esmalte de uñas, betún, laca…
  • Ambientadores e insecticidas.
  • Gases, como los de aparatos de calefacción o cocina.
  • Siliconas, pegamentos, tapices y otros adhesivos.

También influyen nuestros hábitos. Por ejemplo, fumar en casa es nocivo incluso si se hace con la ventana abierta ya que esta ventilación es insuficiente contra el humo. Del mismo modo, se recomienda tirar la basura antes de que se acumule, en función de los desechos que generamos.

Contra un ambiente cargado y malos olores, es recomendable mantener a raya la excesiva humedad. En situaciones normales, con cuatro básicos debería bastar: ventilar bien, usar el extractor al cocinar, mantener una temperatura agradable y tender la ropa fuera.

Adicionalmente, se pueden utilizar purificadores de aire y por supuesto, limpiar de forma correcta y periódica los aparatos de aire acondicionado y calefacción.

En cualquier caso, y como se ha comentado anteriormente, la mejor opción es contar con un ozonizador que se ocupe de la limpieza y desinfección aeróbica.

 

¿Cómo NO limpiar el aire en un espacio cerrado?

La limpieza, sea del tipo que sea, debe combinar higiene, aspecto y olor; con el objetivo de proteger la salud de las personas. Si uno de los elementos falla, no podemos hablar de limpieza con total confianza. Por tanto, enmascarar el problema es contraproducente.

Por ejemplo, el aire no se limpia con una vela aromática o un ambientador. Estos productos pueden provocar alergias, asma o irritación; con el agravante de que pueden producir la sensación de estar en un espacio saludable e higiénico. Si necesitas tener la certeza de vivir y/o trabajar en un espacio saludable, ponte en contacto con nosotros y te lo aseguramos.

 

Y recuerda, respirar un aire limpio es indispensable para tu salud y la de los tuyos.