Cómo combatir el estrés laboral

Cómo combatir el estrés laboral
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En estos tiempos, en los que las personas están sometidas a múltiples presiones tanto laborales como personales, combatir el estrés es una misión fundamental para mantener el bienestar en una organización. Se trata, al fin y al cabo, de luchar contra una de las enfermedades más comunes en el trabajo que, además de ser causante de muchas bajas laborales, es también uno de los puntos negros de la productividad de todo profesional.

El estrés laboral es un estado mental producido por una amenaza, que puede ser real o no, que ataca a la integridad fisiológica o psicológica de una persona. Como respuesta a esta amenaza, esa persona desarrolla una serie de cambios que generalmente son conductuales, pero que pueden llegar a ser también físicos y en distintos grados de gravedad.

De todos modos, no todo el estrés laboral es negativo. Un primer día en el trabajo puede ser estresante pero no degenerar en un problema mayor, y puede incluso, constituir una motivación extra o una ayuda para mantenerse alerta. Por tanto, el impacto y desarrollo del estrés depende de la intensidad del detonante, la duración de la posible amenaza y la adaptación de cada persona; pero en este artículo nos vamos a centrar en los aspectos negativos para ayudar a combatir el estrés.

 

Causas del estrés laboral

Se puede llegar a desarrollar estrés en el entorno de trabajo por múltiples motivos y, además, su gravedad puede venir dada por diversos factores que pueden ser de índole personal o por influencia del entorno familiar o social. En cualquier caso, los casos más comunes derivan de las siguientes situaciones:

  1. Acoso laboral, que suele derivar de forma inmediata en un estrés intenso y prolongado.
  2. Sobrecarga de trabajo, de funciones o ambigüedad de las mismas.
  3. Insatisfacción laboral; que puede ser consecuencia a su vez de salarios bajos, falta de motivación, ausencia de incentivos, sobrecualificación, etc.

Si bien existen algunos condicionantes para desarrollar estrés (trastornos psicológicos, tipos de trabajo, edad, personalidad, etc.), los casos más frecuentes son perfectamente evitables por parte de la organización, que tiene el deber de detectarlos y solucionarlos.

 

Consecuencias del estrés laboral

Al igual que las causas, las consecuencias pueden ser diversas en función del desencadenante, su prolongación e intensidad. De todos modos, el estrés laboral suele tener tres tipos de consecuencias.

 

Consecuencias emocionales del estrés

El estrés se suele manifestar con ataques de pánico, episodios de ansiedad o inestabilidad emocional. En casos particularmente graves, se puede desarrollar un principio de depresión.

 

Consecuencias físicas del estrés

Aunque, generalmente, difíciles de advertir por compañeros y colaboradores, son bastante frecuentes. En muchos episodios de estrés suele aparecer el insomnio, dolores de cabeza o molestias musculares. También pueden desarrollarse otras dolencias como hipertensión, erupciones cutáneas, pérdida de cabello, diabetes, problemas de tiroides, etc.

 

Consecuencias cognitivas del estrés

Como situación anómala de tensión, el estrés tiene un impacto directo en la mente y el conocimiento. Así, se pueden producir problemas de memoria de distinta envergadura, falta de atención, dificultades para concentrarse y, paulatinamente, una disminución de la capacidad para realizar ciertas tareas (especialmente, laborales).

 

Cómo combatir el estrés en la empresa

Combatir el estrés en una organización es una misión compartida entre la empresa y sus colaboradores. La compañía es la parte que tiene la responsabilidad de detectar y paliar las situaciones de estrés, pero los trabajadores son también actores importantes en ese cometido.

Dado que, como hemos visto, existen una serie de factores para convertir el posible estrés en algo negativo; es de vital importancia una detección temprana.

 

Cómo debe combatir el estrés una organización

Existen diversos estudios y recomendaciones para combatir el estrés laboral, con distintas medidas a poner en práctica. En todo caso, se tratan de políticas de bienestar que ha de poner en práctica toda empresa que quiera ser una empresa saludable.

  • Definición clara de roles, tareas y responsabilidades de cada puesto.
  • Evitar que la carga de trabajo sea superior a las capacidades y recursos de cada trabajador.
  • Posibilitar la interacción social, e incluso la ayuda, en cuestiones relacionadas con el trabajo.
  • Fomento del buen ambiente de trabajo.
  • Perseguir y sancionar cualquier tipo de acoso laboral.
  • Participación de los colaboradores en ciertas decisiones y acciones de la empresa.
  • Evitar la inestabilidad laboral, fomentando planes de carrera.
  • Permitir el descanso necesario entre tareas, tanto físicas como mentales, que sean especialmente exigentes.
  • Establecer políticas que dificulten la aparición de factores de riesgo psicosocial.
  • Retribución acorde al puesto de trabajo y salario emocional.
  • Horarios de trabajo que no entren en conflicto con las responsabilidades familiares.
  • Control de cambios en cuanto a condiciones de trabajo.
  • Búsqueda de contenido para los puestos y las tareas que supongan un estímulo para quienes las ejecutan.
  • Comunicación, sensibilización y formación para la prevención del estrés (o las situaciones que lo provocan).
  • Promoción de hábitos saludables y correcta limpieza del área de trabajo.

 

Cómo pueden combatir el estrés las personas

La adaptación de las personas a la situación que genera el estrés también es importante, sobre todo en casos leves derivados del cansancio o la tensión laboral.  Algunas fórmulas que han demostrado cierta eficacia son:

  • Ejercicios para respirar mejor y reducir principios de ansiedad.
  • Propiciar la calidad de los tiempos de descanso.
  • Procurar realizar actividades deportivas o paseos por la naturaleza de forma habitual.
  • Alimentación sana, variada y equilibrada.
  • Dedicación de tiempo a actividades que generen buen humor, alegría y despreocupación.
  • Generación de herramientas psicológicas para aceptar la propia fragilidad y a la vez, la autoconfianza.

 

Es necesario prestar atención a los problemas de salud en la empresa para proteger a las personas que la componen y mejorar el rendimiento; y el estrés es una de las afecciones de mayor incidencia. Establecer los mecanismos para erradicarlo no sólo mejorará la salud del equipo, sino que lo pondrá en disposición de alcanzar nuevas cotas de productividad y eficiencia.