Empresas y Derechos Humanos
La relación entre empresas y Derechos Humanos es una cuestión de altísima importancia para la justicia y el desarrollo social. A menudo, las multinacionales cuentan con un enorme poder que, unido a su importancia para la economía y la necesidad de mejorar resultados, las ha llevado (no sin ayuda de las Administraciones Públicas) a exceder los límites permisibles de protección de los Derechos Humanos y el medio ambiente.
Para evitar estos excesos, la ONU promovió unos principios que están en mejor forma que nunca, pero aún tienen recorrido.
Qué son los PRNU
Los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de Naciones Unidas son un instrumento para “proteger, respetar y remediar” desde la responsabilidad de las empresas multinacionales y rendir cuentas en relación a los Derechos Humanos. Se trata de 31 principios desarrollados por John Ruggie, Representante Especial del Secretario General de la ONU, por lo que en ocasiones se conocen como los Principios de Ruggie.
Con ellos se desarrolla una normativa global para prevenir la violación de Derechos Humanos por parte de las actividades empresariales y en su caso repararla, que se basa en tres cuestiones: el deber de proteger los Derechos Humanos, la responsabilidad empresarial y el acceso a mecanismos de reparación.
Las implicaciones con los Derechos Humanos, tradicionalmente, no han preocupado en exceso a las empresas multinacionales. Si acaso, como una forma para proteger el propio negocio y, frecuentemente, como una cuestión más estética que de fondo. Pero su importancia ha ido creciendo hasta nuestros días, y la PRNU es una buena muestra de ello, ya que fue aprobada por unanimidad en 2011.
Importancia de la relación entre empresas y Derechos Humanos
Existe un objetivo superior en relación a los Derechos Humanos que es, que solo por hecho de existir deben ser protegidos, por todo el mundo. También, por parte de las empresas. El problema es que, como hemos visto en demasiadas ocasiones, este objetivo último y global no ha sido suficiente al compararse con réditos económicos inmediatos. Así, no es difícil encontrar noticias sobre trabajo infantil, catástrofes ecológicas, aumento de precios en bienes de primera necesidad…
Afortunadamente, si bien no han desaparecido las violaciones de Derechos Humanos, la sociedad está más concienciada y aquellas empresas que no entendían el valor de la Declaración Universal de 1948, están viendo cómo esa condición puede afectar seriamente a su negocio. Cuestiones como RSC, criterios ESG, triple balance, decrecimiento, economía circular, transición gemela, ODS, Estado de Información No Financiera o sostenibilidad están a la orden del día de las empresas más punteras. Por imperativo social; pero también económico.
La protección de los Derechos Humanos hace mejores a las empresas, y eso tiene un impacto directo en las cuentas de resultados a largo plazo. Y viceversa; las empresas son actores fundamentales para ampliar y proteger los Derechos Humanos ya que su influencia social es clave, impactando en proveedores, clientes y trabajadores.
Cómo proteger los Derechos Humanos en la empresa
Aunque los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de la ONU están pensados para multinacionales (empresas que tienen un mayor impacto tanto positivo como negativo y de forma global), contienen enseñanzas válidas para todo tipo de empresas. Muchas grandes empresas tienen una política de Derechos Humanos, pero por ejemplo, aún hay casi un 30% de organizaciones del IBEX que no. Las pymes por su parte, generalmente, sin agenda ni decálogos, son organizaciones garantes de derechos básicos; pero siempre se puede hacer un poco más (y obtener mayores réditos, no solo económicos).
Política de compromiso con los DDHH
Constituye el primer paso de los PRNU para integrar los Derechos Humanos en el modelo de gestión de una empresa y resulta imprescindible para garantizar un respeto escrupuloso. Se trata de plasmar el compromiso de la empresa con los derechos de las personas y la forma de actuación para garantizarlos.
Identificar los riesgos
El segundo paso de los PRNU es tener en cuenta los riesgos por la actividad de la empresa y establecer las medidas para mitigarlos. Para ello se debe analizar toda la cadena de valor y las localizaciones de la empresa, para crear un plan de acción de mitigación con indicadores específicos y un sistema de información.
Establecer mecanismos de reclamación
El segundo paso es sumamente importante, pero este tercer paso establece una fórmula para dar voz a las personas que han visto perjudicados sus derechos por acción de la empresa. Es decir, incluso en una situación ideal en la que la empresa en cuestión controla todos los riesgos y los elimina, es importante ofrecer un mecanismo de reclamación por si algo se desvía. Puede ser tan sencillo como un buzón de quejas, pero sobre todo, se necesita un procedimiento para tratar, responder y solucionar reclamaciones.
Empezar por casa
Los PRNU no lo identifican expresamente, pero es importante concienciar sobre el valor de los Derechos Humanos dentro de la propia empresa. Esto se hace, primero, protegiéndolos desde la Dirección (cuidado de las personas, políticas de diversidad, seguridad en el trabajo, etc.) y, segundo, realizando una conveniente evangelización entre los colaboradores (formación, comunicaciones periódicas, onboarding, buzón de sugerencias, etc.).
El marco de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos no es vinculante legalmente, pero es una norma de conducta mundial que se puede aplicar a cualquier empresa del mundo y ayuda a crear un futuro mejor para todas las personas. La recompensa no tiene comparación con cualquier otra que podamos alcanzar.