Sostenibilidad en empresas: no todo vale

Sostenibilidad en empresas: no todo vale
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La sostenibilidad en empresas ha irrumpido en la agenda, no sólo en el ámbito de la economía y los negocios; sino también a escala política y social. Porque las organizaciones empresariales tienen mucho que aportar en el objetivo de la sostenibilidad (y por tanto, también, pueden ser un freno para ese reto global que es necesario abordar).

La ecología no es ideología, es simplemente una toma de conciencia de que dependemos del entorno, de que tenemos cierta influencia – para bien o para mal – sobre el mismo y de que debemos ser responsables de su cuidado. Y no es una cuestión meramente natural, sino también social; de ahí el desarrollo de la Agenda 2030. Esta última afirmación, hasta hace poco, era tomada como teórica; pero lamentablemente la pandemia ha confirmado esa visión: es necesario cuidar lo común, como lo es el medio ambiente, para cuidar al conjunto de la sociedad y las personas que la componen.

Las empresas punteras han tomado conciencia de su papel destacado apostando por la movilidad sostenible, la transformación gemela, la transición energética, el desarrollo de productos ecológicos, las compras justas o la gestión responsable de residuos. Pero la sostenibilidad plantea preguntas complejas, por lo que sus respuestas no pueden ser simples. La sostenibilidad en las empresas pasa por un análisis y comprensión de la realidad para buscar soluciones, desde un punto de vista crítico, sincero y colaborativo.

Las compañías que quieran seguir siendo competitivas deben ser parte de la solución, y para eso no todo vale:

  • Hay que anticipar el futuro. Construir un futuro sostenible para todas las personas no consiste en revisar el pasado, implementar pequeños cambios en la forma de hacer las cosas o rendirse al greenwashing. Se necesitan organizaciones con liderazgo, visión integradora y propósito.
  • Hay que guiarse por la ética. Y para todo; desde hacer inversiones o elegir proveedores hasta comunicarse con los clientes o colaborar con el entorno social, pasando por el fortalecimiento de relaciones saludables con empleados y equipos.
  • Hay que solucionar problemas. No crearlos, pero tampoco quedarse a medias; porque los tiempos en los que la emergencia climática era un reto del futuro ya han pasado. El reto se nos plantea hoy mismo y hay que tomar decisiones transformadoras, no pegar parches.
  • Hay que rendir cuentas. Dentro de la empresa y fuera, tanto con proveedores o colaboradores como con clientes o usuarios. Pero también con la sociedad, la comunidad local y las autoridades. Dando ejemplo, ganándose la confianza del entorno y las personas.
  • Hay que crear valor. La sostenibilidad en empresas que quieran liderar no consiste en no dañar, sino en hacer más y mejor. Crear valor para empleados, proveedores, clientes, conjunto de la sociedad, medio ambiente, inversores, etc.
  • Hay que medir. Definir, medir y mejorar para conocer y analizar los resultados, con indicadores que muestren lo que se ha alcanzado y lo que queda por alcanzar, que ayuden a comparar situaciones e incentiven la transformación.

Es la hora de acelerar cambios positivos en relación a la sostenibilidad en empresas. Si no es por altruismo, para un futuro mejor para todas las personas; que sea por egoísmo: las marcas que no cumplan unos estándares ecológicos se quedarán fuera del mercado por acción de la competencia o por desinterés de los consumidores.