Instala un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos

Instala un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos
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Un huerto urbano es un espacio destinado al cultivo de verduras, hortalizas, frutas, legumbres o plantas aromáticas en áreas urbanas que, generalmente, se destinan al autoconsumo. Estos huertos ecológicos pueden estar ubicados en el exterior o en el interior de las casas, y se han convertido en una tendencia al alza en las ciudades. Instalar un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos es mucho más que una forma de cuidar la alimentación de los inquilinos y supone una alternativa interesante para una zona ajardinada en desuso o una azotea infrautilizada.

 

Beneficios de un huerto urbano en la Comunidad de Propietarios

Los huertos, en general, ofrecen múltiples beneficios, desde la promoción de un desarrollo sostenible hasta la adquisición de alimentos naturales a un bajo coste. En su modalidad urbana, se suman beneficios como la regulación de la temperatura y la protección de fauna en riesgo. Y, si lo promocionamos en una Comunidad de Propietarios, sumamos una herramienta para el redescubrimiento de los vínculos sociales, la creación de un espacio acogedor y un contacto directo con la naturaleza en medio del asfalto.

Estos son motivos más que suficientes para valorar esta posibilidad; pero además, se debe tener en cuenta que hay un huerto para cada espacio disponible. Es decir, que el esfuerzo y los recursos necesarios se pueden modular dependiendo si lo hacemos de forma individual (por ejemplo, en el balcón) o de forma comunitaria (en una azotea o jardín de mayor o menor tamaño).

 

10 razones para tener un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos

1. Brinda la oportunidad de cultivar alimentos frescos y saludables para que toda la Comunidad tenga una alimentación más sana y nutritiva. Los vecinos tienen acceso a frutas, verduras y hierbas libres de pesticidas y químicos dentro del propio edificio.

2. Conexión con la naturaleza, creando un espacio verde en medio del entorno urbano. La posibilidad de desconectar en el huerto comunitario, trabajar en el jardín, ver crecer las plantas y disfrutar del aire libre sin necesidad de desplazarse ayuda a reducir el estrés, mejora el bienestar emocional y promueve un estilo de vida más saludable.

3. Fomento de la sostenibilidad con prácticas ecológicas y una reducción de la dependencia de los alimentos comprados e importados. Al cultivar localmente algunos alimentos necesarios se reduce la huella de carbono y se puede impulsar un plan de compostaje en la Comunidad (con sus beneficios asociados).

4. Fortalecimiento de la comunidad, brindando la oportunidad de que los vecinos trabajen juntos en un proyecto común en el que es necesaria la colaboración. Los lazos comunitarios se ven reforzados y se promueve la interacción social, mejorando la cohesión, el ambiente del edificio y las relaciones interpersonales.

5. Los huertos urbanos son espacios de aprendizaje práctico, un valor esencial, especialmente para los vecinos más mayores y los niños. Se pueden adquirir conocimientos sobre agricultura, jardinería, nutrición y ecología de una forma muy sencilla y divertida, pudiendo impulsar otros proyectos que mejoren la vida en la Comunidad de Propietarios.

6. El valor estético de un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos, con plantas en crecimiento, flores y áreas verdes, mejora la situación del edificio y lo revalorizan, como ocurre si se instala una zona verde de cualquier otro tipo. La mejora de la apariencia visual y el embellecimiento del entorno, además, tiene como resultado un mejor ambiente para los residentes y visitantes, convirtiendo el inmueble en un lugar más acogedor.

7. Reducción de costes a cambio de una inversión que puede ser mínima. Cultivar los alimentos en un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos ayuda a reducir costes familiares en la compra de productos frescos, así como las visitas al supermercado.

8. Un huerto urbano es una excelente medida para proteger la fauna urbana, una labor que resulta cada vez más importante para mantener la biodiversidad en las ciudades y luchar contra el cambio climático.

9. Reducción de costes a nivel comunitario, ya que si el huerto se instala en la cubierta del edificio, ayuda a mejorar su eficiencia energética, aprovechando todos sus beneficios; principalmente reducción de consumo, ahorro en suministros reducción de emisiones y mejora del confort.

10. Promoción de la actividad física, ya que la existencia de la huerta implica actividades como cavar, plantar, regar y cosechar, lo que supone una oportunidad para que los vecinos se mantengan activos y realicen un ejercicio fácil con reducida carga física que contribuye a una vida saludable.

Cómo promocionar un huerto urbano en tu Comunidad

Como en toda decisión de estas características, lo primero es contar con el apoyo de la Comunidad de Propietarios. Para ello se debe presentar la idea a los vecinos y explicar los beneficios, sin olvidar los posibles inconvenientes y los esfuerzos necesarios para crear un huerto urbano en la Comunidad de Vecinos.

La instalación de un huerto urbano en las zonas comunitarios no requiere de ningún permiso administrativo, tan solo de la aprobación de la Comunidad de Propietarios por unanimidad. Esto significa que todos deben estar a favor del huerto, pero no que todos quieran participar del mismo. La Ley de Propiedad Horizontal especifica que no pueden realizarse innovaciones que hagan “inservible” alguna parte del edificio para el uso y disfrute de los propietarios si no hay consentimiento previo expreso (aunque también contempla la posibilidad de alcanzar acuerdos por mayoría de 3/5 partes).

Tras la conveniente discusión y periodo de escucha, el apoyo de los vecinos puede impulsar el proyecto, dando paso a las siguientes tareas principales:

  • Asignar un espacio adecuado (con suficiente luz solar y acceso al agua).
  • Solicitar un informe técnico (verificando que la instalación no afectará a la seguridad del edificio).
  • Realizar una planificación adecuada (determinando el tamaño y la disposición en función de los cultivos y los vecinos involucrados).
  • Organizar la logística (asegurando los suministros necesarios y responsabilidades para obtenerlos).
  • Crear una estrategia de cultivo (seleccionando productos adecuados y tiempos de plantación, recogida, etc.).
  • Creación de una normativa (de modo que todos sepan qué se puede hacer, cómo y cuándo).
  • Establecer las colaboraciones y ayudas necesarias (como puede ser un servicio de jardinería de apoyo).
  • Verificar los seguros (algunas obras pueden requerir un seguro de rehabilitación o modificar un seguro multirriesgo anterior).
  • Revisar la posibilidad de obtener ayudas (en algunos ayuntamientos se promociona la creación de espacios verdes en edificios).

Con estos básicos ya se puede empezar a trabajar en el huerto urbano en la Comunidad de Vecinos. Es el momento de preparar el suelo (o los balcones o contenedores), establecer el sistema de riego y comenzar a plantar. A medida que el proyecto de huerto comunitario se establece y crece, es importante mantener la comunicación tanto con los vecinos implicados como con los que no lo están. Esa comunicación ayuda a fomentar la participación, reducir los perjuicios que se pudieran generar en las personas que no participan, realizar un mantenimiento adecuado del espacio, reforzar las normas del huerto y promover la educación de los vecinos.

Y, como siempre, se deben realizar evaluaciones periódicas, así como recopilar las impresiones de los vecinos para seguir aprendiendo de la experiencia y realizar los ajustes necesarios para obtener unos mejores resultados en función de las necesidades de la Comunidad de Propietarios.