¿Qué es el aire fresco?
¿Qué significa el término aire fresco? Porque utilizamos bastante esas dos palabras juntas, pero, ¿nos referimos a una refrescante brisa marina? ¿A un edificio con una agradable fragancia? ¿A un entorno libre de alérgenos?
Existen diferentes productos y sistemas con los que las empresas renuevan el aire en las instalaciones de uso público. Pero una cosa debe quedar clara: un aire fresco debe ser, por encima de todo, un aire saludable. Es decir, si tiene una fragancia agradable, ese atributo puede ser bienvenido; pero no podemos considerar “fresco” un aire que simula el frescor de forma artificial con un buen olor si eso lo convierte en poco saludable.
La definición más académica de aire fresco es la de un aire exterior, en contraposición al aire que hay en un espacio cerrado. Por lo tanto, presumiblemente, un buen sistema de ventilación y/o ambientación, debería ser capaz de competir con los aromas y los niveles de calidad que se experimentan al aire libre (entendiéndolo como un espacio donde no hay contaminación).
Esta última aclaración es clave. Porque, ¿es aire fresco el aire del exterior? Es muy posible que, en el lugar desde donde nos lees, al aire exterior no sea el mejor. Porque la calidad del aire es un problema global, con un estimado de siete millones de personas muriendo cada año debido a la contaminación del aire, ya sea en interiores o en espacios abiertos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe este hecho como “la mayor amenaza ambiental para la salud human” y estima que el 99% de la población mundial vive en lugares que no cumplen con los estándares de aire limpio de la propia OMS. Esta situación se debe a varios factores, como la quema de combustibles fósiles, los incendios forestales, la incineración de residuos o las prácticas industriales tradicionales.
¿Significa esto que hemos logrado arruinar de forma gradual la calidad de nuestro aire a lo largo de los años? Resulta una evidencia. Y desde los primeros estudios terapéuticos sobre el aire fresco a mediados del siglo XIX, el mundo ya empezó a darse cuenta. Muchos hospitales de regiones industriales en esa época ya recomendaban a los pacientes pasar más tiempo al aire libre para recuperarse de enfermedades infecciosas y afecciones pulmonares.
El humo del carbón y el olor a estiércol de caballo eran especialmente notables en el Londres de aquellos tiempos. Hasta el día de hoy, la evolución ha tenido sus altibajos, pero en general podríamos decir que hemos ido a mejor; aunque podemos contrastar que el aire de la City (por seguir con el ejemplo), incluso hoy en día, sigue sin tener un efecto completamente positivo en las personas.
Nos enfrentamos a un desafío complicado. Las empresas de limpieza que trabajamos por la creación de espacios saludables debemos eliminar los malos olores del aire e, incluso, introducir aromas agradables en los lugares donde desempeñamos nuestras rutinas. Es un elemento clave para los usuarios, al identificarlo con la limpieza y la frescura. Por eso los aromas de pino, cítricos o flores son tan populares; pero no podemos ponerlos por delante de la limpieza y la higiene, ni emplearlos para enmascarar la suciedad, el aire viciado o los elementos perjudiciales para la salud. Así, los ambientadores no son una solución.
El olor a aire fresco es un refuerzo y una consecuencia de la limpieza en una instalación. Solo así se neutralizan los malos olores, sin emplear elementos químicos y asegurando la ausencia de elementos nocivos para la salud de las personas y el medio ambiente. En Rivera trabajamos cada día para incorporar productos naturales con cero alérgenos, con procedimientos etiquetados con el Ecolabel for Indoor Cleaning de la UE, que nos permiten eliminar la suciedad y la acumulación de bacterias durante más tiempo y respetando el medio ambiente. Adicionalmente, estos procedimientos también contribuyen a mejorar el aire fresco del exterior, ya que ofrecen otras ventajas para el conjunto de la sociedad y el entorno, como el ahorro de energía, la gestión responsable de residuos o la reducción de emisiones en todos los procesos.