Limpieza de grafitis para preservar el valor de marca

Limpieza de grafitis para preservar el valor de marca
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Una empresa que vende es una empresa donde todos venden. Todos y todo; porque cada detalle cuenta a la hora de demostrar que se pueden cubrir las necesidades del cliente de forma óptima.

En este cometido, la atención al cliente es fundamental. El buen trato, el conocimiento del producto o servicio, las facilidades de compra… son elementos susceptibles de marcar la diferencia frente a la competencia. Y también lo es la limpieza.

Porque, si bien no es su principal cometido, la limpieza también ayuda a cuidar la imagen. Además de preservar la salud de las personas o cuidar del mobiliario, una limpieza de calidad ayuda a mimar una imagen que puede ser fundamental para las empresas. Porque una primera impresión puede determinar una posterior relación con el cliente.

La imagen de marca, algo tan difícil de crear y tan fácil de destruir es uno de los valores intangibles fundamentales de toda empresa. La imagen impregna todo, más aún cuando hablamos de comercios que compiten entre sí para atraer las miradas y el interés de los clientes potenciales.

En ocasiones, algo que ha costado tanto esfuerzo crear y mantener, se ve amenazado por la acción de personas por falta de respeto, conocimiento o simple maldad. Estamos hablando de aquellos vándalos que, sin respeto alguno por el trabajo de los demás, deciden dar rienda suelta a su inspiración y su dudoso gusto en los lugares menos indicados.

Como hay un momento y, en este caso, un lugar para cada cosa; las pintadas y grafitis que pueden dar al traste con la imagen de una empresa han de ser eliminados en el menor tiempo posible, sin dañar los materiales objeto del acto vandálico.

Para la limpieza de grafitis es importante tener en cuenta el tipo de superficie sobre la que se ha realizado la pintada, con el fin de no dañarla, manteniendo intactas las propiedades previas a la gamberrada.

Dependiendo del tamaño, la limpieza de grafitis se puede hacer principalmente de tres formas:

  1. Pintando toda la superficie, tapando los molestos garabatos. Es la solución más costosa y ha de elegirse el tono y color cuidadosamente.
  2. Limpieza con químicos, que puede ser eficaz para superficies pequeñas, pero es poco recomendable por su toxicidad y porque puede comer la pintura original debajo del grafiti.
  3. Limpieza a presión, generalmente con mezcla de agua y producto de limpieza para proteger la pared y eliminar el grafiti más fácilmente.

La limpieza de grafitis debe terminar con la aplicación de productos especiales que dificulten que se pueda repetir la molestia. Por este motivo y la necesidad de realizar un trabajo eficaz, lo más recomendable es contratar siempre un servicio de limpieza profesional para este tipo de cometidos. Y es que, el arte callejero tiene su filosofía y su utilidad social; pero este tipo de actos indiscriminados y sin finalidad alguna chocan frontalmente con esos valores. Realizar una pintada en una persiana o en la pared de un comercio no es arte y debemos ponerle remedio de la forma más inmediata posible.